Pentimento

¿Esconde las obras arquitectónicas otros proyectos ocultos? ¿Quiso alguna vez el arquitecto retractarse de su obra para componer otra? ¿Las construcciones pueden tener una segunda vida?

Todas estas preguntas pueden parecer ambiguas, y quizás las mismas no tenga siquiera una respuesta clara, pero lo que sí se puede afirmar casi con la total seguridad es que el arquitecto al desarrollar su obra decanta por una opción rechazando así muchas otras posibilidades que también pudieran ser válidas.

Esto es lo que quiere expresar el vocablo italiano pentimiento que significa arrepentimiento, un término muy empleado en la pintura para designar ese volatilidad de ideas que el artista tiene cuando pinta una obra, y que bien pueden extrapolarse a los cambios de designios del arquitecto al crear su obra.

Esto puede descubrirse en la intervención de 2001 del Palais de Tokyo de París. Un proyecto que ejemplifica como una obra puede al cabo de los años descubrir posibilidades que en su momento fueron descartadas.

El Palais Tokio de París se construyó en 1937 con motivo de la Exposición Universal y durante 30 años albergó el Museo Nacional de Arte Moderno hasta que éste fue trasladado al centro Pompidou.  Tras este cambio, el destino del edificio pasó por acoger el museo de arte y ensayo, la bienal de arte y el centro fotográfico hasta que finalmente el Ministerio de Cultura decidió que lo mejor era convertir el lugar en un Palais du Cinema.

En los inicios de la adecuación del Palais de Tokyo como Palais du Cinema, cuando los trabajos de demolición ya están en marcha, el proyecto se ve paralizado en 1998 a falta de recursos económicos, y es en este momento cuando los arquitectos Lacaton y Vassal visitan el edificio.

El entorno que ante ellos se descubre es una zona amplía y vacía que evidencia la enorme magnitud y potencial del edifico. Despojado de falsos techos, decoraciones e instalaciones el Palais de Tokyo impone con su majestuosa estructura de hormigón armado que le dota de una apariencia cruda, industrial y moderna.

Lacaton y Vassal aparecen en el momento intermedio de la construcción, un instante donde años atrás, las posibilidades del edificio debieron sucederse para finalmente elegir una.  Así, la intención de ambos arquitectos con este nuevo proyecto es revitalizar una esas opciones ocultas, una de esas vidas que durante todos esos años había permanecido enterrada y oculta a la espera de su oportunidad.

Los arquitectos con ello,  asumen la huella de la destrucción e intervienen en la obra de manera parcial pues el presupuesto es limitado. Sus actuaciones se centran en acometer los trabajos necesarios para estabilizar la estructura, garantizar la accesibilidad y seguridad y conceder buenas condiciones de climatización e iluminación.

Un proceso de reutilización que aparece como una opción de recuperación de vidas, historias y tiempos perdidos, evidenciando y asumiendo que la arquitectura esconde entre sus paredes el pentimento de un autor, que bien pudo en su momento crear algo totalmente distinto,  posibles  si las circunstancias, el contexto social y económico hubiese sido totalmente distinto.

Si queréis conocer más obras arquitectónicas que ocultan vidas veladas podéis leer más sobre ello en el libro Proyectos Encontrados.

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