Cheonggyecheon

En ocasiones cuando los espacios públicos son problemáticos, las actuaciones políticas para subsanarlos se centran en crear proyectos nuevos que los revaloricen, olvidando que quizás la solución más óptima para estos entornos esté en la recuperación y rehabilitación. Esto es lo que ocurrió con el arroyo de Cheonggyecheon en Seoúl, Corea del Sur, donde las continuas preocupaciones por las inundaciones y la salubridad del agua llevaron al gobierno a atajar el problema soterrando el arroyo para construir una autopista.

Una propuesta ambiciosa y en principio acertada que pretendía mejorar el tránsito en la ciudad de Seul en un momento en el que el uso del vehículo privado proliferaba, pero que el tiempo demostró que había sido un error.

El elevado coste de mantenimiento de las instalaciones y su mal uso, hicieron que en el año 2003 el alcalde Lee Myung-Bak decidiera volver a lo anterior.  Recuperar el antiguo arroyo incorporandole aspectos novedosos como el uso de las nuevas tecnologías. Un proyecto cuyo gran éxito quizás fue saber conjugar con equilibrio, la preservación de lo histórico con la aplicación de las nuevas TIC´s. Como no debemos olvidar la arquitectura debe continuamente reinventarse para adaptarse a las nuevas necesidades.

El proceso de recuperación del arroyo recoge la construcción de veintidós puentes nuevos que conectaran ambas orillas y que permiten verlo no como una herida sino como una sutura.  Además el parque de cuatrocientas hectáreas integrada el uso de nuevas tecnologías como uno de sus puntos dominantes.

Durante la rehabilitación del arroyo se han colocado una red de Sensores Ubicuos para monitorizar la calidad del agua y se han incorporado elementos que fomenten la interactividad del público, como son el boletín digital  donde las personas pueden crear sus propios contenidos, la pizarra interactiva con información sobre el arroyo y su entorno y los postes de luces LED que además de iluminar son puntos de acceso a internet.

Un cúmulo de herramientas y  soportes que atraen a un público curioso, que ve mejorado su oferta gracias a una red  de transporte público de calidad.  Un entorno, que además se torna como un espacio potencial para que importantes arquitectos quieran desarrollar sus proyectos.

Si queréis redescubrir nuevos espacios y conocer más sobre el proceso de recuperación de Cheonggyecheon, podéis leer más en el libro Miradas Excéntricas.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *