Álvaro de Campos, alter ego Pessoa

Alvaro de Campos, nació el 15 de octubre en Tavira, Ingeniero de profesión, estudió la carrera de ingeniería naval en Glasgow.  Hombre culto y adoctrinado es monárquico pero no católico.

Su viaje a Oriente marcó la personalidad de Álvaro de Campos, y le llevó a escribir su poema Opiário, dedicado al poeta luso Mario de Sá Carneiro perteneciente junto a Pessoa al movimiento Orpheu. Un movimiento que fue tildado por los periódicos de Lisboa de “literatura de maniaco” por su espíritu decadente y simbólico.

Yo creo que no vale la pena haber
ido al Oriente y visto la India y la China
la tierra es semejante y pequeña
y hay sólo una manera de vivir

(fragmento Opiário)

El poema Opiário recoge la decepción que Álvaro De Campos experimentó en su visita al Este y que le llevó de regreso a Portugal, donde en Ribatejo conoció a Alberto Caeiro. Un campesino, que se convertiría en su maestro, según las palabras del propio ingeniero “ Lo que el maestro Caeiro me enseñó fue a tener claridad, equilibrio, organismo en el delirio y en la locura y también me enseñó a no tener filosofía ninguna pero con alma”.

Pero pronto, la vida ociosa y despreocupada de Álvaro De Campos le llevaría a alejarse de los preceptos de su maestro y a acercarse a las corrientes futuristas y sensacionistas más propias de las ideas del movimiento Orpheu, de su creador Pessoa.

De Campos se aleja del objeto para preocuparse por el sujeto, inmerso en un subjetivismo cercano a la conciencia de lo absurdo, a la experiencia del aburrimiento, al hastío por la vida, a la fatiga y a la desilusión.

Su composición poética se centrará en escribir las sensaciones de la energía y del movimiento y en percibir y expresar las emociones de todas sus maneras. Durante casi 21 años se dedicó a escribir multitud de poemas sin aglutinarlos en una obra, como así  lo explica en una entrevista concedida al diario lisboeta A Infomçao donde declara que el no tiene libros publicados “sino sólo poemas que valen más que los libros de mis contemporáneos”

La figura del heterónimo Álvaro de Campos es quizás la que guarda más paralelismo con la vida del poeta Fernando Pessoa, y a ambos les uniría esa nostalgia por recuperar la ciudad de su infancia, que ya no sería la misma tras el incendio de 1988 que tardó once días en sofocarse y que casi acaba con el Chiado.

Otra vez vuelvo a verte -Lisboa y Tajo y todo-
transeúnte inútil de ti y de mí,
extranjero aquí como en todas partes,
tan casual en la vida como en el alma,
fantasma errante por salones de recuerdos
con ruidos de ratas y de maderas que crujen
en el castillo maldito de tener que vivir..
.

(fragmento Lisbon revisited 1926)

Si quieres saber más sobre Pessoa, sus heterónimos y sobre la historia de Lisboa, podéis leer más en Lisboa. La ciudad de Fernando Pessoa.

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