En un momento en el que parece que todo está inventado y que no hay más espacios por descubrir y conquistar, la mano del hombre surge para crear nuevos espacios urbanizables, las islas artificiales.
Acumulación de capital, excedentes, falta de terreno o el alarde son algunos de los alicientes para la construcción de estos litorales artificiales. Estímulos insuficientes si no se acompañan de grandes inversiones económicas y de potentes tecnologías de terraformación.Pero esta mezcla de estímulos y dotación técnica y económica a veces se ha dado para dejarnos proyectos de impacto aunque en ocasiones también controvertidos como las islas artificiales de Palm Island y The World, localizadas en Dubai.
El proyecto de las Palm Island comenzó en 2001 con la construcción de dos islas gemelas, la Palm Jumeirah y la Palm Jebal Ali. Unas islas con forma de palmera de dátil que se crearon a partir de la tierra extraídas por barcos dragadores en el fondo del Golfo Pérsico. Estas islas tuvieron un impacto económico aproximado de 1.200 millones de euros y se pensaron como un área de lujo residencial con asombrosos hoteles, viviendas imponentes y grandiosas zonas de ocio, dotadas de instalaciones deportivas, parques temáticas, cines, spas, etc.
Con una estructura divida en tres secciones, donde el tronco sirve de conexión entre la isla y la tierra firme, las frondas donde se establece la zona residencial y el creciente zona protectora que sirve de rompeolas. Un entramado de islas pensadas para fomentar el turismo y el consumo al encandilar al turista fascinado por el entorno y por el lujo.
Con The World apareció la controversia, pues el futuro de este proyecto está a día de hoy inacabado y su futuro incierto. El archipiélago de artificial compuesto por trescientas islas propiedad de la firma Nakheel Properties exhalaba aires de grandeza. Las islas perfilaban la forma del mapamundi rodeadas por un rompeolas, un proyecto que comenzó siendo presuntuoso pues vendía la idea de que una parte del mundo estaba al alcance de tu mano. Un enclave paradisiaco dotado de infraestructuras y viviendas de lujos, que ofrecía la comodidad, la tranquilidad y el confort de aquellos que podían permitirse hacerse con un pedacito de tierra. Pero ahora el devenir del futuro permanece en el aire. No todas las islas han sido ocupadas, las deudas asolan a la empresa promotora del proyecto y algunos de los propietarios de las islas no pueden hacer frente a los pagos. Unas circunstancias que no pronostican buenos augurios y a las que se les une el hecho de que algunas de ellas están comenzando a sumergirse. El mundo de las islas artificiales no sólo pertenece a procesos de terraformación sino que otra forma de crear islas artificiales está en la reocupación de muelles en desuso.
Los Docklands Londinenses es una muestra de esas islas urbanas. Tras la Segunda Guerra Mundial, al antiguo puerto de Londres había experimentado un paulatino deterioro, por lo que en los años 80 se pensó en su recuperación. El proyecto de recualificación urbanística se centró en la construcción de viviendas de diverso coste, en la creación de una red de transporte y en la concesión de un nuevo centro financiero en la zona empresarial, el Canary Wharf. El complejo económico y financiero Canary Wharf ha logrado afianzar un pequeño Manhattan de rascacielos como extensión del centro financiero europeo por excelencia, la City de Londres.
Las islas artificiales nacieron para saciar el deseo de conquista que tiene el hombre y para abrir nuevos mercados en busca de nuevas formas de negocio.
Si queréis conocer más islas artificiales como la isla aeropuerto de Kansai o la isla tulipán podéis leer más en Miradas Excéntricas disponible en ISSU.
http://issuu.com/recolectoresurbanoseditorial/docs/miradas_excentricas