Años 30, la arquitectura en Inglaterra era algo estanco, las edificaciones de la época seguían los principios del racionalismo inglés y toda construcción que alejaba de estos principios era considerada una aberración. Tan arraigadas estaban estas ideas en el acervo inglés, que en 1932 se llegó a proclamar la “Town and Country Planning Act” con el fin conservar el casticismo inglés e impedir cualquier auspicio de modernidad en las construcciones de la época.
En este marco histórico y cultural un grupo de arquitectos se atrevió a superar las reticencias de las autoridades locales sobre aquel que se osaba clamar ideas vanguardistas.
Así entre 1935 y 1938, el arquitecto Lubetkin y el grupo Tecton recibieron el encargo de Sigmund Gestner, propietario de una empresa de maquinaria de oficina, de hacer dos complejos de viviendas. Highpoint I y Highpoint II, ubicados en parcelas contiguas, muestran la osadía de un Lubetkin para el que lo nuevo y lo antiguo deben asimilarse para así construir historia.
Un trabajo de carácter trasgresor que encontraría el punto más álgido de la polémica en la figura de las dos cariátides ubicadas bajo la marquesina de entrada del edificio Highpoint II y que al momento provocaron el rechazo de los compañeros de profesión, y de la propia crítica, porque atentaba contra los principios racionalistas ingleses.
Sin embargo mientras que las cariátides acabaran todas las críticas, Lubetkin había conseguido al tiempo integrar las formas rectas y cuadriculadas del jardín de Highpoint I con la silueta serpenteante y misteriosa del jardín de Highpoint II. Un conjunto, que mezcló el estilo racionalista propio de la arquitectura clásica inglesa con el carácter moderno y vanguardista que se gestaba fuera de Inglaterra.
Un ejercicio donde Lubetkin acopló conceptos tan contrapuestos que hizo ver que la arquitectura no era una forma, función o un estilo puro sino más bien un modo de proyectar, un medio de expresión de su autor…un collage.
Podéis seguir leyendo sobre estas y otras historias de obras arquitectónicas, arquitectura y el collage en el libro de Santiago de Molina, Collage y Arquitectura.