Compartimos con vosotros un extracto de la reseña que realiza Pedro Hernández (@laperiferia) en la web Arquine y que podéis leer completa al final de esta entrada.
«En una entrevista realizada hace ya algunos años a Juan Herreros, el entrevistador le preguntaba por si compraba libros en Internet –que aún era una herramienta incipiente en lo que la comunicación de arquitectura se refiere– a lo que el arquitecto contestaba que allí sólo accedía para encontrar lo que ya sabía que andaba buscando –esto es, un determinado libro. Seguramente –aunque no exclusivamente– los que empezamos a estudiar ya con su consolidación, hemos asumido más rápidamente su lectura fragmentada, dispersa y, en ocasiones, hasta aparentemente errónea, residual e inútil que nos ofrece como parte de nosotros. Me gustaría pensar, además, que esta mirada que hemos desarrollado se amplía más allá de la red y que, frente a lo sugerido por Juan Herreros, existe otra manera de ver que hace del errabundeo de información, digital o no, una manera de acercarse al conocimiento de la arquitectura. Tal vez esa sea una mirada que, como apuntaba Alejandro Hernández hace unos días, se ejerza de manera distraída. Distraída, que no imprecisa. Una mirada que hace del errar – en el sentido amplio del término– una manera de ver. Una mirada que asume la serendipia, lo fortuito o lo encontrado como algunos de sus valores. Esa mirada, curiosamente, requiere entonces un esfuerzo mayor, la de encontrar algo que en apariencia no se muestra visible entre todo el ruido gris de información. Es una mirada que está más allá de ver, y que intenta comprender el valor oculto de las cosas que tenemos ante nosotros mismos, aunque sean objetos sin valor aparente.»
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